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Realización personal. Todos los días te sientas frente al espejo y te das cuenta de que eres tú, el mismo hombre o mujer haciendo un esfuerzo por salir de casa y retomar tus actividades. No importa en realidad que tanto has creado o no, sigues intentándolo porque tienes una programación de hacer cosas. No te detienes a menos de que estés enfermo o deprimido. Y a veces créeme… es necesario detenerte en un intento de reconsiderar no toda tu vida pero si lo que en ese momento es tu realidad.

Cuando se habla de reestructurar tu identidad me refiero a observar ¿qué de ella está en desarmonía o descontento? ¿Qué partes tan incrédulas todavía tienen efecto en tu vida y no lo controlas? ¿Cómo reconocer éso que tanto te molesta y no lo cambias? Ya es tiempo de desechar e integrar.

Reconociendo lo que sientes

¿En realidad sabes reconocer lo que sientes y por qué? La identidad está compuesta por sensaciones pasadas y actuales que tu Ser va registrando a lo largo de sus días. Y estas impresiones definen, según la habilidad cognitiva y de vida consiente e inconsciente, los resultados de tus expresiones y pre-conceptos e ideas personales.

No siempre los resultados de tus acciones son los que deseas. Estos pre-conceptos de tu personalidad es lo que dirigen en gran proporción esos resultados. Puedes desear que aparezca esa pareja que tanto anhelas, digna de tu vida, pero la alejas lo más que puedes pues ¡tienes miedo!. Si, el miedo en tu estructura de vida es lo que aleja lo bueno de ti. Por eso, entiende que todo está dentro de ti.

“Cualquier cambio que desees necesita de una vigorosa necesidad de reestructurar y re identificar tu Ser”.

 

Lo que te propongo aquí es que confíes en ti. Cada vez que no lo haces derrochas energía y pensamientos de tu conciencia sana. Si observas lo que no está armónico en ti, como palabras discordantes, falta de amor al no alimentarte, criticar a las personas en lugar de ayudarlas, entonces podrás cambiarlo y sustituirlo por una re definición más nueva y más personal.

El crecimiento es solo una palabra que expresa: continuación. Y lo que continúa con esa energía de Dios esta siendo totalmente guiada hacia el mejor bienestar de tu existencia. Hacia tu realización personal y espiritual.

Si tu identificas esta sensación de bienestar (divino) en lo que te molesta, podrás tomar esa energía hacia tus pensamientos y cambiarlos en su frecuencia y su destino a la hora de actuar.

 

Sella en tu mente esa sensación de bienestar de la siguiente manera:

Un pensamiento es como una vela. Se prende y mantiene su fuego hasta que se vuelve a apagar con un soplido. Y sigue siendo la vela. Cuando un pensamiento tiene actividad, desde que se genera, comienza a crecer y éste continúa hasta que crea un segundo pensamiento y así sigue hasta dar una idea que puede desecharse y convertirse en otra o puede guardarse como en un archivero de opciones. Sin embargo, el pensamiento que va cambiando siempre tiene la información de todas sus formas.

Cuando reconoces tu experiencia de pensamiento llena de luz blanca, conserva ese pensamiento por dos segundos y sigue con el pensamiento. Si lo sientes pesado o aturdido síguelos llenando de luz blanca por episodios de 2 segundos. Encontrarás que la luz, conforme pasa el tiempo, irá cambiando tu forma de pensar hacia una más pura, la de tu naturaleza.

El crecimiento nunca se detiene pues siempre tendrás sed de ir hacia tu interior y hacia Dios mismo que eres tú. Tu esencia divina.

 

Shanya.

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